Natalia está ordenando los escritos que presentará mañana en el Juzgado. El nuevo caso encierra otra historia de incomprensible dolor como el que ella ha vivido. Tiene el escrito entre las manos . Lee la carátula: ABUSO. Piensa: cambian los personajes y las situaciones, el delito es el mismo ,con un espectro limitado de variantes en lo jurídico y miles , en las vivencias personales. Hoy siente una interminable sensación de agobio. La sepultan las imágenes repetidas una y otra vez , por distintas víctimas. El Tribunal es ya un camino de llegada y de espera, de tensas esperas que duran días, meses,años. Ella es abogada de familia y su delicada tarea es primero escuchar y contener , después reunir pruebas y redactar los inmumerables escritos que llevan estos casos. Hoy está más triste que nunca. El padre de su hijo ha quedado en libertad y sabe que eso significa empezar de nuevo la lucha, ahora con las apelaciones. Piensa en su joven cliente. Está sola y siente culpa porque ningún pariente o amigo configura el soporte masculino que su hijo necesita. Piensa, mientras apila los escritos que llevará mañana a primera hora a la justicia, en esa ausencia que se repite en estos tiempos de tanto abandono familiar. Piensa en ella y en la fortuna de tener los padres que tiene. Enterados de lo sucedido a Luciano no dudaron en instalarse cerca de su casa para cuidarlo mientras ella trabaja. El abuelo cubre con creces la figura masculina que Roxana , la nueva madre- víctima, llorando le ha confesado que no tiene . Son las diez de la noche y aún no ha abandonado su estudio. Hace frío afuera y también adentro, en su alma . Aunque lleva años especializándose en el tema, cada caso es una vuelta de tuerca que retuerce sus entrañas y , al mismo tiempo, la confirma en su vocación. Ha hecho terapia durante un tiempo para indagar sobre las huellas que ha dejado el abuso que sufrió su propio hijo.De tanto en tanto, necesita volver al analista. La sobrecarga profesional casi se lo exige. Hoy se demoró más porque Roxana no paró de llorar en toda la entrevista. Luciano la espera. Sabe que su límite es esta hora.También sabe que su madre está preparando las pizzas para comer en el living porque hoy han decidido volver a ver la película Cinema Paradiso , ahora junto a Luciano. Por el ventanal ve que la noche se ha vuelto cerrada. Acomoda y guarda otras carpetas y se coloca su abrigo. Baja. Al llegar al palier se detiene. Avisa que ya está por salir. Llama al servicio de taxis de su confianza. Guarda el celular en el bolsillo. Ya en el taxi piensa en la ingeniería jurídica que tendrá que armar para que el padre de Luciano vuelva a la cárcel a cumplir la totalidad de la condena que una justicia lábil, ha interrumpido.También piensa en Luciano y en sus padres , quienes en estos momentos están esperándola ignorando que otra vez debe comenzar su lucha.