martes, 4 de mayo de 2010

Desfiladeros 2


Remedios recuerda bien. Hace muchos años que sabe que las voces que escucha no son fruto de una mente extraviada sino de una privilegiada capacidad de retener datos que ha registrado no sabe cómo. Son  voces e imágenes que la transitan pero que no la perturban. Remedios, Reme para su padre y su abuela y todos los criados de la casa,  recuerda y escucha esas voces. De a poco cuando las escucha,  se le representan también las imágenes de las personas que las emitieron, pero no en simultáneo. El fenómeno que experimenta Reme es la alteridad entre voz e imagen. Ahora está sentada frente al gran ventanal de la casona que mira al amplio parque en el fondo de la propiedad heredada por generaciones. Ella ha escuchado en esa casa todas las historias que, sin proponérselo, retiene y muchas más que no sabe su origen. Cree que podría perfectamente escribir el libro de la hacienda  y darle vida a por lo menos cuatro generaciones de antepasados ,pero no lo hace. No le importa. Ella sólo está atenta a la presencia de las voces que se le imponen sin buscarlas. Es algo que le pertenece y que sólo ella sabe cómo manejar.Los médicos que la trataron han desistido de encontrar una justificación a ese movimiento de la mente de Remi . Ayer nomás escuchó la voz de un hombre gritar fuertemente a una mujer por no  recriminar a la criada de la cocina por la pasta mal cocida. Escuchó esa frase " pasta al dente" como si se lo estuviera diciendo a ella. Luego el sonido calló y no apareció esta vez la imagen. Intrigada siguió varios días esperando. Al tercer día vio la imagen de una solitaria mujer en un paisaje blanco. No alcanzó a distinguir de  qué lugar se trataba. Por una semana  no aparecieron voces. Remi quedó así con una voz sin imagen y una imagen sin voz. Siguió esperando pero  el fenómeno de las escuchas se había interrumpido. Decidió recurrir a la vieja Luisa, ama de llaves con más de sesenta años en la finca. Luisa conocía bien a Reme y la tomaba muy en serio. Cuando le contó lo que le sucedía se asombró. Se tomó un tiempo para acomodar sus propios recuerdos y le contó a Reme que en realidad la mujer que había visto y no oído era Roxana, la esposa del tío Serafín que había escuchado protestar por la pasta al dente. Remi se enteró entonces que Roxana cansada del maltrato que su marido le daba a  todos, incluso a ella y a los niños, lo abandonó una madrugada muy fría llevándose a los hijos muy lejos.El nunca intentó buscarla. Sólo atinó a decir ,cuando su propia madre lo interrogó : Madre no se meta. Sepa que si voy y la encuentro, la mato. Y agregó: Le grité poco y le pegué menos de lo que se merecía.  Luisa calló. Remi quedó atrapada en esa historia de violencia  familiar que, ahora comprendía, daba sentido a  las voces que escuchaba y a las imágenes que veía sin proponérselo.