La mamá de Glinda de niña había tenido la terrible experiencia de ver cómo, en un santiamén , una manga de langostas devastaba el sembradío dejando yermo lo que minutos antes había sido un maravilloso campo amarillo de girasoles que se extendía más allá de lo que la vista alcanzaba. Eso había ocurrido muchos años antes. Ahora la mamá de Glinda ante la cantidad de terremotos, tornados, erupciones de volcanes que hay, le cuenta otra vez a Glinda el miedo de su infancia con las langostas llevándose todo . Eso había ocurrido allá lejos en el Chaco, pero ahora ellas viven en Buenos Aires y no hay langostas y no pasa nada de lo que muestran en la tele, pero igual la madre tiene miedo porque la asusta tanto movimiento de la tierra y dice que es como las langostas que destruyen todo y que la Biblia habla de esas plagas. Glinda la mira con los ojos bien abiertos pero ella, no sabe por qué, no tiene miedo . Sabe que el miedo de su mamá es también el de mucha gente porque en la televisión a cada rato muestran los desastres que están pasando y alguien siempre habla del fin del mundo, pero ella no cree lo que dicen . Anoche después de los nuevos terremotos que mostraron , su mamá tiene más miedo ,entonces es ella quien ahora le cuenta el cuento del camino de baldosas amarillas que tantas veces le repitó. Cuando la escucha , la mamá sonrie y la abraza contra su pecho y la besa una , dos, cien veces y ya no ve la manga de langostas que la obsesiona, ni los terremotos ni tampoco a su padre quien se hizo alcohólico y muy golpeador después del paso de la manga de langostas hasta que al final se fue y no volvió nunca más. Glinda, su querida Glinda, es como su propia madre.Ella cuando desapareció la manga de langostas, volvíó a la precaria escuela de barro y paja donde era maestra y les contó a los chicos la maravillosa historia de la niña que después de un tornado siguió el camino de baldosas amarillas que era el color de los girasoles que habían desparecido.