sábado, 17 de abril de 2010

Historias esperadas

El tío Renato era el que siempre contaba las historias que Lucía quería escuchar. El tío Renato llegaba a la casa de los abuelos no muy seguido pero eso no le importaba a ella. Sólo quería que llegara y le contara historias. El tío era ya muy viejo pero igual contaba historias que tenían muchas aventuras porque el tío había estado en la guerra y después se había ido lejos, a América todo eso antes que ella naciera. Cuando llegó y lo vio por primera vez el tío Renato ya era grande pero no tan grande como ahora. Igual a Lucía le encantaba que llegara a la casa porque enseguida se sentaba en el banco de la pérgola ,  a la sombra de la parras, eso en verano,  porque en invierno se sentaban los dos en el viejo banco de piedra cerca de la estufa a leños de la cocina. El tío le contaba sus historias sin importarle que la abuela le gritara que ya dejara de contar tantas cosas que no eran ciertas. La abuela no quería al tío Renato pero él  no le hacía caso y ella tampoco creía que no fueran ciertas esas historias y así seguían uno hablando, la otra escuchando cada vez que el tío llegaba. De repente el tío dejó de llegar y pasaron muchos meses y no llegó. Lucía se puso muy triste porque nadie le decía por qué el tío no venía a la casa .Ese domingo cuando encontró alguna de las muchos fotografías que le había regalado, lo extrañó más y se puso a llorar . La abuela, cansada de tanto llanto, salió furiosa al patio, la tomó bruscamente de las largas trenzas que ella misma le hacía tirándole fuerte el pelo para que no se le desarmaran y le gritó que se callara ,que el tío era un mentiroso ,que nunca había estado en América y sí en la cárcel por comunista. Lucía quiso preguntar qué era eso pero la abuela más enojada aún,  la sacudió más fuerte y le prohibió pronunciar el nombre del tío Renato en su casa. Después la soltó y se fue a la cocina a terminar de preparar el risotto que estaba cocinando cuando ella se largó a llorar.Lucía no creyó nunca que el tío Renato le hubiera mentido porque sus historias eran muy lindas y él siempre sonreía cuando se las contaba.